El líder encargado de la Cámara de Diputados brasileña, Waldir
Maranhao, invalidó el lunes la votación realizada el mes pasado, que
permitió que el juicio político en contra de la presidenta Dilma
Rousseff avanzará al Senado, y que esperaba que suspendiera a la
mandataria de sus funciones esta semana.
Una votación en el Senado
para seguir, o no, el proceso de juicio político en contra de la
mandataria estaba programada para el miércoles, y se esperaba que
Rousseff fuera suspendida y que el Vicepresidente brasileño, Michel
Temer, asumiera la presidencia.
Pero con la invalidación decretada
el lunes por parte Maranhao el Senado debe enviar de vuelta el proceso a
la Cámara de Diputados, lo que implicaría presumiblemente una demora de
días o semanas para que se reinicie el procedimiento.
La Cámara
de Diputados votó por abrumadora mayoría (367 votos a favor y 137 en
contra) para iniciar y enviar el proceso al Senado el mes pasado, pero
Maranhao anuló las sesiones del 15 al 17 de abril.
En su decisión,
Maranhao argumentó que el proceso de destitución estaba lleno de
irregularidades que dieron pie a que la votación del 17 de abril, que
envió el juicio político a estudio del Senado, se invalidara.
La
decisión nació de los argumentos del Fiscal General del Estado, Eduardo
Cardozo, uno de los defensores de Rousseff, que argumentó que los
partidos políticos no tenían porque recomendar a sus afiliados votar, a
favor o en contra, del impeachment.
La decisión creó una tormenta política sobre la legalidad de la medida y sus posibles implicaciones.
Líderes
opositores amenazaron con apelar la decisión ante la Corte Suprema de
Justicia y observadores dicen que el gobierno podría hacer lo mismo si
el Senado decide ignorar la medida de Maranhao y seguir con el juicio
político.
Rousseff ha estado luchando contra el impeachment, en el
que es acusada de violar normas fiscales en lo que críticos dicen que
fue un intento artificial por mantener a flote la debilitada economía
del país.
La mandataria ha dicho que presidentes anteriores han
realizado esas maniobras fiscales en el pasado y ha llamado al juicio
político un "golpe de estado" diseñado para sacarla del poder a ella y
al izquierdista Partido de los Trabajadores, que ha gobernado al país
durante 13 años.
Rousseff reaccionó de manera cautelosa a la
noticia cuando presidia un evento en Brasilia sobre educación, lo que
pareció sugerir que no estaba al tanto del tema. "Tenemos una difícil
batalla que librar", dijo.
También llamó a la prudencia y dijo "vivimos en una época de argucias y engaños".
Maranhao
tomó las riendas de la Cámara de Diputados después de que el líder
anterior, Eduardo Cunha, enemigo declarado de Rousseff y quien fue el
motor y la fuerza política detrás del impeachment en contra de la
mandataria, fue destituido acusado de corrupción y obstrucción a la
justicia. Maranhao votó en contra del juicio político en la sesión del
pasado 17 de abril.
El congresista opositor, Pauderney Avelino,
dijo que el juicio político está ya fuera de la competencia de la Cámara
de Diputados.
"La Cámara ya no tiene nada qué hacer con ese
proceso", dijo Avelino, y agregó que la decisión de Maranhao es propia
de una persona que "está desequilibrada".
El líder de la
Asociación de Abogados de Brasil, Claudio Lamachia, dijo que la
organización ve ésta decisión "con extrema preocupación".
"Esta
clase de acciones responde a los intereses políticos del momento de
ciertos grupos pero ignora las legítimas decisiones que ya se han
tomado", dijo Lamachia en una declaración en la que así fue citado. "La
política de Brasil está en cuidados intensivos, en el punto máximo de
una crisis institucional".
El juicio político ocurre en un momento
en el que Brasil está toreando su peor recesión en décadas, cuando se
adelanta una enorme investigación por corrupción que ha llevado a la
cárcel a altos y prominentes políticos y empresarios y un brote del
virus del zika.
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