!!!ESTO SI ES VIOLENCIA MANITOS!!
Gerardo Andrés Jiménez, un mesero de 33 años del restaurante Tamales
Licha en la zona turística de Acapulco, estaba a punto de llevarle unas
enchiladas a uno de sus clientes cuando, de pronto, una bala perdida le
atravesó el corazón y lo mató, según reportó el diario Reforma.
Horas después de las balaceras en Acapulco –que terminaron con la vida
de este mesero y obligaron al cierre temporal de 3,800 establecimientos
comerciales y unas 100 escuelas– el presidente de México, Enrique Peña
Nieto, se preguntaba públicamente por qué hay tantos mexicanos que están
de mal humor. Bueno, déjeme explicarle por qué.
“Se dice que no
hay buen humor, que el ánimo está caído, que hay mal ambiente, un mal
humor social”, se quejaba Peña Nieto en la apertura del Tianguis
Turístico en Guadalajara. Mientras, a su lado, una niña mazahua
bostezaba y se tapaba los ojos. “Esa niña es México”, observó con
agudeza el periodista Javier Risco en Twitter (@jrisco). Y tiene razón.
A
veces parecería que el presidente no sabe lo que está pasando o hace
como que no sabe. Por ejemplo, está promoviendo una campaña turística –Viajemos todos por México–
en medio de una constante violencia e impunidad en el país. A mí
también me encanta vacacionar en México y lo hago muy seguido. Pero hay
zonas de Guerrero y Jalisco, por citar dos casos, adonde los mismos
lugareños me han advertido que ni ellos se atreven a ir.
En
México han asesinado a 57,194 personas (homicidios dolosos) y
secuestrado a 4,506 desde que Peña Nieto llegó al poder el 1 de
diciembre del 2012
Peña Nieto está desconectado de la
realidad del país. Los Pinos es su guarida verde donde le pintan todo
color de rosa. Oigámoslo: “Hay muchas razones, muchos argumentos para
decir que México está avanzando, que México está creciendo en distintos
ámbitos”. Es cierto, pero no en el sentido que él quisiera: México está
creciendo en el número de asesinatos, de secuestros y en casos de
impunidad. Aquí están las cifras oficiales.
En México han
asesinado a 57,194 personas (homicidios dolosos) y secuestrado a 4,506
desde que Peña Nieto llegó al poder el 1 de diciembre del 2012 hasta el
pasado 31 de marzo de este 2016. De seguir así, el sexenio de Peña Nieto
podría ser incluso más violento que el de Felipe Calderón –en el que
murieron 104,089 personas. Que te maten o te secuestren a un familiar te
pone de malas… el resto de tu vida.
El caso Ayotzinapa tampoco
le sube los ánimos a nadie. Demuestra lo peor del gobierno de Peña
Nieto. Por una extraña razón Peña Nieto decidió ponerse del lado de los
opresores y no de las víctimas. Nunca ha ido a Ayotzinapa y, en lugar de
abrazar a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos, los ha vuelto
sus enemigos. En vez de explorar exactamente qué pasó, su gobierno
obstruyó la investigación de expertos internacionales (GIEI), les
prohibió hablar con los militares acusados, torturó a detenidos y se
inventó una “verdad histórica”. Peña Nieto, tristemente, ve el asunto de
Ayotzinapa como un problema de relaciones públicas, no de derechos
humanos y de justicia.
Si uno de mis hijos fuera de los 43
desaparecidos de Ayotzinapa o hubiera sido secuestrado o formara parte
de esas terroríficas estadísticas oficiales, yo también estaría de muy
mal humor. Pero el presidente no lo puede ver. Cree, ilusamente, que lo
criticamos porque alguien nos paga o por consigna ideológica. No; lo
criticamos por incompetente. La percepción de muchos mexicanos es que
estamos peor que en el 2012; el 66 por ciento tiene una opinión negativa
de su presidencia, según la última encuesta de Reforma.
El
presente “mal humor social”, como le llama el presidente, no es solo
por el estrepitoso fracaso en su lucha contra el crimen. También es por
la corrupción que viene desde la Casa Blanca mexicana, por la
devaluación del peso, por que no se crean suficientes buenos trabajos y
por que sus políticos no toman responsabilidad de casi nada. Muchos
mexicanos están hartos.
Peña Nieto presumió en el Tianguis Turístico que la película Spectre
de James Bond –filmada en parte en la capital– ayudó a proyectar la
imagen de México. Quizás. Y es muy bueno que México esté entre los 10
principales destinos turísticos del planeta. Es cierto; es bellísimo.
Pero la queja es que esa belleza que ven los turistas contrasta con una
realidad muy violenta, injusta e incierta para millones de mexicanos.
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Licha en la zona turística de Acapulco, estaba a punto de llevarle unas
enchiladas a uno de sus clientes cuando, de pronto, una bala perdida le
atravesó el corazón y lo mató, según reportó el diario Reforma.
Horas después de las balaceras en Acapulco –que terminaron con la vida
de este mesero y obligaron al cierre temporal de 3,800 establecimientos
comerciales y unas 100 escuelas– el presidente de México, Enrique Peña
Nieto, se preguntaba públicamente por qué hay tantos mexicanos que están
de mal humor. Bueno, déjeme explicarle por qué.
“Se dice que no
hay buen humor, que el ánimo está caído, que hay mal ambiente, un mal
humor social”, se quejaba Peña Nieto en la apertura del Tianguis
Turístico en Guadalajara. Mientras, a su lado, una niña mazahua
bostezaba y se tapaba los ojos. “Esa niña es México”, observó con
agudeza el periodista Javier Risco en Twitter (@jrisco). Y tiene razón.
A
veces parecería que el presidente no sabe lo que está pasando o hace
como que no sabe. Por ejemplo, está promoviendo una campaña turística –Viajemos todos por México–
en medio de una constante violencia e impunidad en el país. A mí
también me encanta vacacionar en México y lo hago muy seguido. Pero hay
zonas de Guerrero y Jalisco, por citar dos casos, adonde los mismos
lugareños me han advertido que ni ellos se atreven a ir.
En
México han asesinado a 57,194 personas (homicidios dolosos) y
secuestrado a 4,506 desde que Peña Nieto llegó al poder el 1 de
diciembre del 2012
Peña Nieto está desconectado de la
realidad del país. Los Pinos es su guarida verde donde le pintan todo
color de rosa. Oigámoslo: “Hay muchas razones, muchos argumentos para
decir que México está avanzando, que México está creciendo en distintos
ámbitos”. Es cierto, pero no en el sentido que él quisiera: México está
creciendo en el número de asesinatos, de secuestros y en casos de
impunidad. Aquí están las cifras oficiales.
En México han
asesinado a 57,194 personas (homicidios dolosos) y secuestrado a 4,506
desde que Peña Nieto llegó al poder el 1 de diciembre del 2012 hasta el
pasado 31 de marzo de este 2016. De seguir así, el sexenio de Peña Nieto
podría ser incluso más violento que el de Felipe Calderón –en el que
murieron 104,089 personas. Que te maten o te secuestren a un familiar te
pone de malas… el resto de tu vida.
El caso Ayotzinapa tampoco
le sube los ánimos a nadie. Demuestra lo peor del gobierno de Peña
Nieto. Por una extraña razón Peña Nieto decidió ponerse del lado de los
opresores y no de las víctimas. Nunca ha ido a Ayotzinapa y, en lugar de
abrazar a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos, los ha vuelto
sus enemigos. En vez de explorar exactamente qué pasó, su gobierno
obstruyó la investigación de expertos internacionales (GIEI), les
prohibió hablar con los militares acusados, torturó a detenidos y se
inventó una “verdad histórica”. Peña Nieto, tristemente, ve el asunto de
Ayotzinapa como un problema de relaciones públicas, no de derechos
humanos y de justicia.
Si uno de mis hijos fuera de los 43
desaparecidos de Ayotzinapa o hubiera sido secuestrado o formara parte
de esas terroríficas estadísticas oficiales, yo también estaría de muy
mal humor. Pero el presidente no lo puede ver. Cree, ilusamente, que lo
criticamos porque alguien nos paga o por consigna ideológica. No; lo
criticamos por incompetente. La percepción de muchos mexicanos es que
estamos peor que en el 2012; el 66 por ciento tiene una opinión negativa
de su presidencia, según la última encuesta de Reforma.
El
presente “mal humor social”, como le llama el presidente, no es solo
por el estrepitoso fracaso en su lucha contra el crimen. También es por
la corrupción que viene desde la Casa Blanca mexicana, por la
devaluación del peso, por que no se crean suficientes buenos trabajos y
por que sus políticos no toman responsabilidad de casi nada. Muchos
mexicanos están hartos.
Peña Nieto presumió en el Tianguis Turístico que la película Spectre
de James Bond –filmada en parte en la capital– ayudó a proyectar la
imagen de México. Quizás. Y es muy bueno que México esté entre los 10
principales destinos turísticos del planeta. Es cierto; es bellísimo.
Pero la queja es que esa belleza que ven los turistas contrasta con una
realidad muy violenta, injusta e incierta para millones de mexicanos.
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