-MUAMAR EL GADAFI-
Libia tiene un Gobierno sin legitimidad internacional, con sede en
Trípoli; cuenta con otro Ejecutivo reconocido por la comunidad
internacional, pero exiliado en la ciudad de Tobruk, fronteriza con
Egipto, y sin apenas poder real. Además, dispone de un Consejo
Presidencial de nueve miembros, promovido por la ONU, que lleva tres
meses fracasando en la formación de un Gobierno de unidad.
En medio de esa superposición de poderes el Estado Islámico (ISIS,
por sus siglas en inglés) cuenta ahora con entre 3.000 y 5.000
yihadistas en Libia, según informes de la ONU y del Pentágono. La
desintegración que padece el país a los cinco años de la caída de Muamar el Gadafi puede verse reflejada en estas cincohttps://www.youtube.com/watch?v=sGm492qVEzA estampas.
Viaje en helicóptero a Sabrata, en guerra con el ISIS. El viernes 26 de febrero este cronista fue invitado por el Gobierno de Trípoli a visitar Sabrata, en cuyas afueras un avión de Estados Unidos mató el viernes 19 de febrero a 40 supuestos terroristas del ISIS y dos funcionarios serbios que tenían secuestrados.
El Gobierno de Trípoli había negado hasta entonces la presencia del
Estado Islámico en una zona clave para controlar el país, ya que este
municipio de 9.000 habitantes se encuentra a 80 kilómetros de Trípoli y a
110 de la frontera con Túnez. Dos días después del ataque de Estados
Unidos, tropas del ISIS asaltaron por la noche Sabrata y mataron a cinco
milicianos fieles a Trípoli. El miércoles 24 de febrero por la noche
los yihadistas volvieron a tomar brevemente el control del pueblo y decapitaron a 12 miembros de las fuerzas de seguridad, antes de ser expulsados.
Al día siguiente, Jamal Zubia, responsable en Trípoli de relaciones con
la prensa internacional, invitó a este diario y a tres medios
extranjeros a visitar Sabrata.
- ¿Hay garantías de seguridad? —le preguntamos.
- Absolutamente. Estamos más interesados en vuestra seguridad que ustedes mismos.
En condiciones normales, ir de Trípoli a Sabrata apenas supondría una
hora en coche. Pero las diferencias entre tribus locales y la presencia
del Estado Islámico no hacían aconsejable el coche. Incluso los
milicianos que partieron de Trípoli para combatir al ISIS viajaron en
helicóptero.
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