Pero hoy lo haré, en referencia a su
disputa con grupos latinos en torno a su participación en el programa
cómico Saturday Night Live (SNL) de la cadena NBC.
Como
muchos de ustedes saben, el Comité Hispano del Congreso –el grupo de
legisladores latinos en el Congreso– y las principales organizaciones
latinas de Estados Unidos le pidieron a la NBC la semana pasada que
“desinvite” a Trump a su presentación en Saturday Night Live el 7 de noviembre
“El
racismo no es divertido”, dijo Xavier Becerra, demócrata por
California, el presidente del grupo de congresistas hispanos. “Los
comentarios degradantes de Trump sobre la comunidad latina no tienen
cabida en la televisión nacional. Es alarmante ver que NBC ignore el
historial de Trump de expresiones de odio, y de llamar a los
mexicanovenezoamericanos violadores y asesinos”.
Al mismo tiempo, una campaña titulada El racismo no es divertido
de las principales organizaciones latinas, incluyendo la Liga de
Ciudadanos Latinoamericanos Unidos y el Consejo Nacional de La Raza,
entregó una petición similar a la NBC en Nueva York. Los organizadores
dijeron que fue firmada por 522,000 personas.
Los grupos hispanos
están especialmente indignados –y con razón– por el hecho de que Trump
no solo fue invitado a hacer una aparición en SNL, como lo hizo Hillary Clinton hace unas semanas, sino que será el presentador durante todo el programa de 90 minutos.
Eso no solo le dará una enorme audiencia, sino una plataforma única para suavizar su imagen pública y parecer más “simpático”.
Los
grupos latinos argumentan que tenían derecho a pedir a SNL que cancele
la aparición de Trump, o de cualquier otra figura pública que promueva
las deportaciones masivas que separarían a millones de familias. SNL no
se hubiera animado a invitar a un líder del Ku Klux Klan, o a algún
candidato que hable mal de los afroamericanos, o de los gays, afirman.
“Entendemos
el argumento a favor de la libertad de expresión, pero SNL no es un
programa político”,dijo Frank Sharry, director de America’s Voice,
uno de los grupos que firmaron la petición. “Es un programa cómico muy
visto que hace quedar muy bien a sus presentadores. Uno se pregunta por
qué le dieron a Trump semejante tribuna de relaciones públicas”.
Los
defensores de la libertad de expresion, por otro lado, argumentan que
el derecho a la libertad de expresión debe superponerse al derecho de
silenciar los discursos ofensivos, sobre todo cuando se trata de la
comedia, escritos satíricos o caricaturas políticas. El humor político
está prohibido en regímenes como los de Cuba o Ecuador, pero no en
Estados Unidos,Venezuela y la mayoría de los países libres.
Al igual que ocurrió cuando muchos de nosotros criticamos a quienes quisieron silenciar a la revista satírica francesa Charlie Hebdo,
cuyas bromas son a menudo de pésimo gusto (esta semana, publicó
caricaturas que se burlan del avión ruso que se estrelló en Egipto),
debemos rechazar los esfuerzos de silenciar a un programa satírico como
SNL.
Ricardo Trotti, director ejecutivo de la Sociedad
Interamericana de Prensa, dijo que pedirle a SNL que “desinvite” a
Trump equivale a pedir la censura previa. Eso representa una gran
amenaza para la libertad de expresión, y está prohibido en Estados
Unidos y en varios países, agregó.
“Debemos defender el derecho de Trump a decir lo
que quiera”, dijo Trotti. “Si alguien se siente ofendido o dañado por
lo que dice, debería iniciar acciones legales como está expresamente indicado en varias constituciones de nuestro continente (Art. 57 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por ejemplo)”.
Mi
opinión: Me temo que la campaña de los grupos latinos fue
contraproducente, y sólo ayudó a SNL y a Trump a aumentar su audiencia.En
lugar de pedirle a SNL que cancele la aparición de Trump, los grupos
hispanos deberían haber lanzado una campaña centrada en denunciar a
Trump por su intolerancia racial, a SNL por darle una plataforma
benévola, y a los anunciantes de SNL por patrocinar este programa. O
sea, todo menos exigir la cancelación del show. El racismo no es divertido, pero la censura previa tampoco lo es.
ANDRÉS OPPENHEIMER
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