Poder
y Manipulación Informativa.
Una
aproximación desde el pensamiento crítico
Por
Aurora Labio
A
mitad de los años setenta, Herbert Schiller escribía The Mind
Managers
una obra que se adelantaba a su tiempo al analizar los mecanismos
utilizados por los medios de comunicación para manipular a la
opinión pública. El análisis del escritor estadounidense no puede
estar más de actualidad. Treinta años después, los procesos de
concentración y transnacionalización han converti-
do
a la comunicación y la información en negocios seguros, por sus
beneficios y por su capacidad de influir sobre la población mundial.
Una sociedad globalizada en términos económicos, es una sociedad
uniformada en términos culturales e informativos.
De ninguna manera una relación de parentezco significa complicidad criminal, por ejemplo cuando un asesino o un violador es capturado por la justicia se le castiga a él y no a su madre ni a su tía o hermana pues por el hecho de que sean familia esto no quiere decir que participaron en las matanzas o violaciones. En cuanto a que estos individuos tenían pasaporte diplomático, pues se les debe revocar de inmediato para no entorpecer las investigaciones pero eso no es fuente de sospecha para afirmar que son protegidos por Venezuela con fines delictivos.
No obstante se percibe el desespero de la prensa internacional por hacer creer falsamente que ser familia de alguien es ser autómaticamente su cómplice en delitos. Esa teoría es risible para cualquier abogado que sea serio en el ejercicio de su profesión.
La verdad es que la mayoría de los ciudadanos del mundo estamos en contra del narcotráfico y apoyamos a Venezuela y a todas las naciones en la lucha contra esta plaga asesina, pero esa lucha resulta especialmente compleja para la Patria de Simón Bolívar cuando Colombia (nuestro vecino) es el mayor productor de cocaína en el mundo y Estados Unidos es el mayor consumidor de ese veneno en el planeta, ambos gobiernos son enemigos del gobierno venezolano y no brindan la debida cooperación en la lucha antidrogas. Parece que la guerra política contra el gobierno chavista les importa más que los derechos humanos.
Mientras siguen lloviendo rumores e informaciones no verificadas, el pueblo de Venezuela debe marchar sin distracciones hacia el trascendental evento de las elecciones parlamentarias. Estas decidirán el destino de este gran país y deben servir como punto de partida para impulsar el diálogo nacional y la convivencia a fin de superar las severas dificultades económicas que agobian a nuestro pueblo.
Con unión entre los venezolanos y tolerancia en la diversidad de pensamiento, podemos salir adelante. En Venezuela, cabemos todos. Viva la democracia. No a la desinformación.
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